Idas y retornos
Es invierno. La noche aún se niega a marchar, pero las personas, los trabajadores, los oficinistas, aquellos que mueven las cosas importantes de este país, salen de sus casas. Yo también. Es otra época, otro clima, el viaje es igual.
Espero en la esquina. Una marcha silenciosa, de movimiento uniforme, va tras un asiento, un poco de comodidad mientras el trayecto se realiza. Curioso, veo la escarcha en un charquito de agua. Lo piso. Se revientan los delgados cristales. Camino con ellos en su procesión.
Pasa la micro. Muchasd personas subimos, pero no todas se sientan. Es extraño, un asiento, a las siete de la mañana, parece un tesoro en espera a que lo descubramos y lo utilicemos. A veces, si ando con suerte, logro hacerme de uno y continuar con el sueño interrumpido. En otras, mientras voy de pie, veo por encima de las cabezas el extraño paisaje que se forma en las mañanas de "la clase media". Siento frío... los tubos para asir y evitar una estrepitosa caída están helados. Las manos rojas. La nariz. En el inicio de la micro una señora alega, mientras un deseperado empleado da furiosas patadas para que el chofer, como si manejara un caballo mecánico, apure a la bestia
- Qué vay atrasado po', hueón!!!!!
Respuesta furibunda del micrero.
Suben más. Las pisaderas son asientos improvisados. A unos pocos asientos de distancia, una señora larag ese típico discurso que es dirigido al escolar, pero sin decirle de frente o mirarlo. La miro de reojo: es esa típica vieja maquillada hasta decir basta, con una vida desgraciada y frustrada, con un marido que no la ve, que ella misma no se ve como hace veinte años atrás. Afuera, el frío es mayor. No inclemente, pero es suficiente para que se apreten unos contra otros, haciendo del pobre bus una especie de horno humano, una estufa humana que nace en tiempos como estos.
Más gente. Se oyen los primeros reclamos al respecto. El chofer, indiferente, repite uno de los discursos más antiguos de la historia del transporte chileno
- Vayan corriéndose pa'tracito, atrás hay espacio.
- No cabe nadie hombre!!!! (hombre del traje).
- Que los escolares se sacen las moshilas, pa que pase la gente (respuesta del micrero).
- Fiuuuu fiuuuuuuuuuuuuuuuuu (grupo coral del silbido micreruno).
De a poco, la micro vomita personas. De todas clases, de todos colores y olores. El viaje se hace cada vez más rápido. Hay espacio para que la bestia corra... echémosle pa' adelante no más. Lárgate a correr, tan rápido como puedas. Me gusta la sensación de velocidad arriba de una micro. Es un viaje más espacial, más estereo. Las figuras permanecen en cámara suspendida. A lo mejor nosotros colgamos de un hilo y los demás se mueven Difícil saberlo.
Llego a mi destino. Dije que era otra época. Bajo de la payasada de viaje.
Piso a una hormiga. Su exoesqueleto se desintegra bajo la suela.
La rueda gira. Pienso en lo que deben haber sentido nuestros ancestros al descubrir semejante pelotudez.
Prendo un cigarrillo.
Camino.