¿Y qué pasó?
La verdad, es que hacía mucho que no tenía esa sensación de estar en el momento menos indicado en el tiempo poco apropiado. Dos días de historia fueron a Santiago... ¿y uno? acomodándose bajo los calores nortinos, esperando a que la vida pase y tragándose la rabia...
En realidad, todo comenzó por algo que racioné antes: el duro arte (porque SI es un arte) de comentar discos. Claro, los fanáticos esperan a que uno encuentre que todo esta bueno, pero... ¿y si uno pone que un disco x es "más de lo mismo"? El fanático en cuestión sala de su silla, denosta al que hace el comentario (y con pocas luces) y luego se refugia en su subjetividad... algo así como su casa amoblada, burguesa y segura, dónde las opciones se cierran en el fanatismo.
¿Quién no ha sido fanático? Cuesta aceptar críticas... reconocer que algo se hizo mal. En fin, esto dio pié para una serie de cuestionamientos porque, al fin y al cabo, la idea de un comentario es la de dar pie a una interpretación propia, basándose en la opinión de otra persona. No es un asunto taxativo, sino más de sentido común. Muchas vecesn un review negativo deja que otra persona trate de averiguar como tan malo el cuento.
¿Y qué tiene que ver con Pearl Jam? Bueno, aparte de que me lo perdí, tenía la impresión de que el snobismo chilensis iba a salir hasta por los poros, a propósito del recital. Decir, por ejemplo, que un día fue para "fanáticos" y otro para "asiduos" (entendiendo el mundo de diferencia entre estas palabras) es snob. Quejarse por las patadas y otras cosas, también es snob y poco ético, puesto que uno también lo ha hecho.
Mal día. Pésimo día. Su fue Pearl Jam y, con algo de suerte, los veré cuando tengan como sesenta. Más encima, un dolor de cabeza del carajo y leer a tipos snob que escriben igual