23 agosto, 2009
24 septiembre, 2007
El perro
La sonrisa pasa de ser un ejercicio de unos cientos de músculos, los que aglutinados entre las mejillas, la boca y esos lares, son responsables de fabricar alegrías y también cinismo.
Por otra parte, fruncir el ceño hace que se activen miles de músculos; pequeñísimos, irrelevantes a las páginas de un manual de anatomía, se juntan y apretujan todos para mostrar el rostro del enojo, la ira, la paciencia y la calma.
¿Qué pasaría, entonces, si todos esos músculos, dejaran de funcionar? ¿Dónde irían las emociones?
Las caras permanecerían en una perpetua expresión seria, sin tormentos. No es como una enfermedad que existe, como muchos pensaron. Porque mantendríamos nuestra arrogancia inherente, pero no sentiríamos nada; "no hay dolor", dicen unos estúpidos y chistosos en la caja más imbécil y poco graciosa. Acá, es lo mismo. El dolor se fue, con su bastón y harapos a otro lado.
Los alegres están de duelo, porque su sonrisa natural, asqueante y, en algunos casos, falsa y aburrida no tienen de qué reir. Pero no se pasaron al lado de los tristes... nooo, que ni se les ocurra. Sería una traición digna del más horrible castigo. Ellos no se pueden desesperar, por más que lo deseen; su enfermizo optimismo hace que se queden esperando, con sus caras quietas, sin lágrimas.
Los tristes, por otro lado, lloran. La razón que los hacía caminar todos los días se fue: su rostro cómplice en dar miradas lastimosas y crear pena en otros, desapareció. Sus lágrimas parecen fuera de lugar y ni siquiera uno de sus mejores disfraces, el de la mirada contemplativa como de pensador griego, les es útil; las penas tomaron el crucero al descanso.
A lo lejos, la figura imprecisa los observa. Quizás sea único en su especie, porque aún puede expresar lo que siente, de maneras que los otros nunca comprenderán. Asimismo, tampoco sabe muy bien los pesares y lamentos de aquellos que mienten, mutilan, apuñalan, asesinan... y pueden hacerlo con una sonrisa.
Sale caminando. Atrás, se observa un charquito en la base de un árbol. Y menea su cola.
08 septiembre, 2007
Regreso
Y pasaron las luces... se difuminaron en medio de la veloz carrera sostenida entre las nubes oscuras y malditas. Su corazón latía a mil por hora, mientras sus ojos quebraban el prisma con un deseo intrínseco de cortarse con él. La fantasía se rendía a sus todopoderosos pies y, en medio de esa vorágine, lo único que atinó a realizar fue un gruñido fantasmal, un rescoldo de voz pasada, papiresca, seca, olvidada.
Se sentó al costado de la cama. Los ojos brillosos, la respiración agita. Buscó, en vano, un pañuelo para secar el sudor frío que recorre su rostro mas no tuvo éxito. En vano, quiso beber agua de un vaso olvidado en la noche, que según él, le ayudaba a dormir en paz. El líquido ya no estaba. Se esfumó entre los recovecos de su garganta lacerada después del último bostezo.
La ansiedad no lo dejaba retomar el sueño. "Pesadilla del carajo", pensó, mientras optó por prender el televisor para, según su propia creencia, "aburrirse, dormir y no soñar". No obstante, ese día no pudo pegar un ojo. Cambiaba frenéticamente de canales, intentando desesperadamente dormir; había una sensación que le inquietaba, un peso omnipresente que lo manejaba, lo aturdía y lo observaba. Y eso, no le gustó para nada.
Mala suerte. Es mi historia. Mi cuento. Mi creación
Regreso
Se sentó al costado de la cama. Los ojos brillosos, la respiración agita. Buscó, en vano, un pañuelo para secar el sudor frío que recorre su rostro mas no tuvo éxito. En vano, quiso beber agua de un vaso olvidado en la noche, que según él, le ayudaba a dormir en paz. El líquido ya no estaba. Se esfumó entre los recovecos de su garganta lacerada después del último bostezo.
La ansiedad no lo dejaba retomar el sueño. "Pesadilla del carajo", pensó, mientras optó por prender el televisor para, según su propia creencia, "aburrirse, dormir y no soñar". No obstante, ese día no pudo pegar un ojo. Cambiaba frenéticamente de canales, intentando desesperadamente dormir; había una sensación que le inquietaba, un peso omnipresente que lo manejaba, lo aturdía y lo observaba. Y eso, no le gustó para nada.
Mala suerte. Es mi historia. Mi cuento. Mi creación
Regreso
10 diciembre, 2006
¿Y qué si se murió?
Es curioso el hecho, la sincronía, el azar quizás, de que ambos hayan muerto un fin de semana. Paradojas del destino, sí, pero aparte de ese hecho común, no hay nada más disimil entre ambos. Incluso, la sensación que provocan sus partidas en este humilde tipejo no son comparables. Las situaciones en las que estaba, al contrario, son casi calcadas.
La otra vez, estaba en casa de la seria, olvidando todo y dejándome llevar por sus caricias y su risa (aunque no lo crea, sí, su risa). Una llamada fue lo que gatilló todo: "se murió la Gladys". Cerca de mediodía, volví a la casa, con el deber bajo el ala de ir al ex congreso a reencontrarme con gente muy querida, admirada incluso. Y además de eso, era reencontrarse con una sensación postergada: la salida de muchos que, desencantados como yo, volvían al viejo espacio común de la calle.
Y por más que el momento era triste, la gente acudió por montones y con una sonrisa de oreja a oreja. Era la alegría de poder salir, de demostrar, en esos cinco minutos como versa el tema, la razón de ser y el reflejo incondicional de un pueblo a su par. No a un superior. Era un par la que nos dejaba. Y había una fiesta, como en los velorios antiguos. Y la gente cantaba, bailaba, escuchaba como antaño. Si hasta en un momento la aguja del segundero paró y giró al revés.
¿Y como respondieron? Con un funeral masivo, alegre, con profundo respeto y del cual fui testigo in situ. Pensé en ese momento: "ojalá que los pelmazos concertacionistas vean esto y se acuerden del por qué de su conglomerado. Lo que alguna vez significó". La poca historia desde el fallecimiento de Gladys hasta estos días me hace creer que sólo fue una pose más de quienes ostentan, al mejor modo mexicano, el poder.
Hoy muere Pinochet. Un personajillo siniestro y oscuro. "El arquitecto de Chile". Pues es una pena que nadie se queje de su pésima labor como edificador de un país. Pero eso, por el momento, no es el tema. Hoy muere el asesino, el ladrón, el poco hombre y quizás algo se me olvide. Mis virulencias profundas se desatan y el recuerdo de una niñez con particularidades (pues no todos vivimos del mismo modo) se hacen latentes.
Cuando fue el plebiscito, el famoso y a la larga inútil plebiscito, entre la negación y aprobación, la camapaña de los últimos desataba las más feroces y horrendas pesadillas. Asumo que casi nunca recuerdo mis sueños, pero este es uno que no olvido (así como otras cosas): había un tunel, habitado por seres mosntruosos y descomunales, que se comían an todo el mundo. El tunel, que para la gente fascistoide significaba la amenza del no, era parte de su campaña del terror, para demostrar que nuevamente los "marxistas" nos queríamos tomar el "poder" y mandar al esta franja de polvo al carajo. Si hubiesen sido más honestos, no habrían puesto nada, porque gracias al No se han mantenido en la misma posición de poder, y a lo mejor han ganado un poco más.
Se murió el viejo sátrapa. Sus partidarios, esos en los que abunda la vieja de pobla con su retrato, al fin y al cabo Pinocho SI FUE UN CAUDILLO, se debaten entre la desesperación y el deseo de convertirlo en un martir. Y no es extraño. Si, por una enfermedad de la corteza cerebral, fuera yo uno de ellos, pediría lo mismo. Pero no. No puedo considerarlo siquiera un militar, más que un miserable traidor.
Se murió el viejito. Pero no celebro. Cuando, en casa de la seria, supe de la muerte de Gladys, hubo una tristeza que no oculté, pero tampoco desbandé. Hoy, también en la misma casa y bajo la misma situación, fue la rabia lo que me llenó. Y no fue contra los partidarios mencionados. Fue rabia contra el mismo Pinochet, contra sus asesores, la derecha, contra la Concertación por no tener pantalones y contra la justicia de este país por ni siquiera usarlos. Rabia contra los que festejaron porque no comprenden, y creo que nunca lo harán, el verdadero significado de la muerte de este viejo, hijo de su madre, que se metió todo lo hermoso que podría haber sido Chile por un lugar nefasto. Sentí frustación porque, cuando mostraban las "imágenes del recuerdo" del mentado, sobresalía esa de cuando vuelve de Londrés, con una sonrisa de oreja a oreja y se para solito. Y las enfermedades, y las razones humanitarias al carajo. "Levántate Pinocho, y camina", le dijo alguien.
Y no entiendo el festejo. De verdad. No me cabe en la cabeza. Les pregunto: ¿Y qué pasará con los casos de Derechos Humanos, en los que el desgraciado se sacó todo con una artimaña? ¿Y el caso Riggs? ¿Que será de la verdad en este país lleno de verdades a medias? ¿Cambiará la institucionalidad dejada por su mano de dictador asesino, relamida en sangre de muchos, que condenó para siempre a aquellos que soñamos otro mundo, pero que cayó como anillo al dedo para que los que antes avalaron y apoyaron, y que son minoría, ahora se perpetúen en el poder? ¿Servirá para que la Concertación, como prodigio de la democracia, diga que "Transición Over"? ¿Se atreverán, de una vez por todas, a hacer las cosas como corresponden y cambiarán a esta país?
Se murió Pinochet. Que bueno, que malo... francamente, que se haya muerto es caso nimio, si su obra permanece en esta tierra. No hay festejos que valgan la pena. Para mi, sólo juicio y castigo. Sólo soñar en que las cosas serán diferentes.
04 noviembre, 2006
Deep Purple - Burn
El 2004 se celebraron los treinta años de esta importante placa de los seminales Deep Purple. Una muy especial, por lo demás, puesto que marca el ingreso de uno de los frontman más laureados en el mundo del rock: David Coverdale. Además, de uno de las bajistas más queridos del orbe, el extraordinario Glenn Hughes.
"Burn" nace luego del "Who Do We Think We Are", el último cedé del período de los setentas de la banda con Ian Gillian y Roger Glove, antes de ser reemplazados por Coverdale y Hughes. El sabor de ese disco, sucesor directo de la fenomenal pieza de rock "Machine Head", fue un golpe frío y descuidado. Por lo mismo, "Burn" debía ser el regreso a un hard rock potente, creador de himnos instantáneos y que marcara a fuego a los miles de fanáticos, tanto en los EEUU como en Inglaterra.
El primer corte ya vale por todo el disco. 'Burn', la canción, es un clásico instantáneo, se mire por donde se mire. La participación de Coverdale sin duda que renovó a los Purple y logró resaltar por sobre la guitarra del virtuoso Blackmore y los teclados del talentoso Lord. Una performance notable. Puro rock, directo al cerebro. Por si fuera poco, los temas siguientes no dejan ni un sabor amargo, pues al contrario, sorprenden, como el blues a mid tempo de 'Mistreated' o los himnos al rock puro y visceral como 'Lay Down, Stay Down' o la fantástica y moderna 'You Fool No One'.
Un disco que trajo de vuelta a los Purple. En su mejor momento, no cabe duda y una de las mejores cartas de presentación de David Coverdale, quien después haría lo mismo con Whitesnake. Un discazo, rockero y, además, sumamente entretenido y técnico.
Permítaseme un somero análisis
Uno podría, con justa razón, esgrimir el argumento que luego de la universidad, el futuro está asegurado. Las puertas, abiertas.
¿Quién carajo dijo eso?
Lo cierto es, precisamente, lo contrario. Todo el mundo se atornilla a sí mismo, no queriendo perder el preciado e inefable puesto laboral que les da de comer (y otras cosas también). Nadie les puede culpar de ello, pero la preguntas es: ¿y la renovación? ¿Y los nuevos rostros? ¿Y la visión novedosa, contestataria, incluso necesitada de esta pseudo democracia, en la que está bien aceptar todo y no quejarse, o al revés, quejarse de lo que tienes y de tus problemas con personas que son ajenas a ellos?
Curioso que un área que debiese renovarse constantemente, como las comunicaciones, sea una de las más inmóviles. No culpo de ello a las personas que poseen su pega segura y, como buen trabajador de este país, es su deber cuidarla. Culpo a medios aglutinadores y carentes de discusión con alternativas y poosturas divergentes. Y no me vengan con eso de que si las hay, pues no hay nada. En la tele, todos los canales son proclives a la derecha y uno, que debiese ser de "todos", es manejado por un directorio ni siquiera representativo, si no electo por cuoteos.
Yo voto, y nadie me preguntó si tenía que votar para escoger el directorio de mi canal.
¿Y en los diarios? Como dice la canción, "mejor no hablar de ciertas cosas", más aún cuando estas se saben de cajón. Lo peor es que los medios "alternativos" y de izquierda poseen un funcionamiento tan absurdo, que es imposible que se planteen como competencias dentro del mercado para los otros. Claro que hay otros factores, como el tema de las publicidades en los medios como materia no regulada correctamente, pero resulta que en los primeros son todos "colaboraciones"... la buena onda prima, somos todos amigos. ¿Y la seriedad? Si es un medio, una empresa, debe ser seria en ese tema también y dejar el "amiguismo" de lado.
En cuanto a los medios de izquierda, el tema va más allá del avisaje, que sin duda influye. Lo principal, no obstante (y dentro de lo que se habla en este pequeño artículo) es su falencia al conformarse como empresa. De hecho, esa sola palabra desata las iras de los dogmáticos de siempre. Todos los medios de izquierda sufren de un abandono que pasa por el poco respaldo económico, relacionado directamente con la deficiente administración de los mismos. Esto, se traduce en la nula atracción de audiencias, en la cada vez menor propuesta de temas realmente influyentes y un sinfín de situaciones, que catapultan su estado terminal hasta el día de hoy.
Si vas a estudiar periodismo, no dejes que te coman. Se realista, pide lo imposible, versa el refrán. Pero también acepta las reglas. si ya estás inmerso en la basura. En todo orden natural el viejo da paso al jovén, que renueva las energías. En los medios, sucede lo mismo. Los jóvenes son los llamados a renovar la situación endeble de los media chilensis.
02 junio, 2006
Pequeño recuentohomenaje
Era 1998.
Por los pasillos siempre grises del Insituto Nacional, se debatía la posibilidad de que el insigne establecimiento ingresara a la rearticulada FESES (Federación de Estudiantes Secundarios), para así aglutinar a los colegios municipales de la Región Metropolitana en vías de la inminente aplicación de la "Reforma Educacional".
El presidente era Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
La discusión era acalorada. Los argumentos a favor y en contra de la incorporación del "Nacional", como le llaman sus alumnos, era algo que se esperaba. Se decía que realizando esta acción, más colegios se unirían y, por fin, un movimiento secundario renacería de las cenizas.
Cierto, es algo medio utópico. Marcelo Ríos, ese mismo año, era vitoreado por miles en el palacio de gobierno. Todo, por obtener el número uno en la ATP.
Me pregunto si a Nicanor Parra, Roberto Matta o al "Gato" Alquinta alguna vez le ofrecieron eso de saludar a sus hermanos en La Moneda.
Un profe de historia nos ilustraba: "éste huevón es el ídolo a seguir. Un idiota que ni siquiera ha terminado un Papelucho".
Palabras más que sabias. Nosotros, que luchamos para que el IN ingresara al FESES, somos la generacióndelnoestoyniahí. ¿Qué conseguimos? Dolores de cabeza. Que la FESES no sirve, que está manejada... es como hablar de la CONFECH (lo mismo, pero de los ilustres universitarios).
1998 pasó, y nos metieron la Reforma Educacional, cuando profesores y alumnos decían que no o, por lo menos, que había que revisarla.
1999.
Año extraño.
Turbulencias emocionales.
Se cuestionaba la participación del "Nacional" en una instancia que estaba muerta. Ni siquiera en estado terminal, sino MUERTA. El que hizo eso, era un experto. No los vestigios quedaban.
Año electoral.
La Reforma avanzaba a paso firme e intransigente. Nosotros nos preguntábamos cómo funcionaría, si el gobierno made in Concertación no derogaba, o por último, modificaba a la manoseada señora LOCE (un excelente recuerdo de Pinochet y sus boys para nosotros, para que recordásemos siempre qué pasa cuando quieres cambiar a este país).
Nadie sabía. Los que decíamos algo, éramos "comunistas".
También estaba el tema del pasaje y el pase escolar.
Dos grandes marchas.
Nada.
2000.
Mi útlimo año.
Nuevas máquinas cobradoras, con las que se trataba de evitar los asaltos a choferes y pasajeros y también modernizar el más arcaico servicio de esta "copia feliz del edén": las micros.
Nadie sabía usar a los pobres amigos cobradores.
Es más. Los empresarios, llorones por esencia, decían que iban a quitar "puestos de trabajo".
Los micreros, por miedo o ignorancia, apoyaban.
Nadie sabía usarlos.
Sistema para el pase: con un chip, te marcaba la tarifa escolar. Eran "inteligentes".
El pase costó 3500 pesos. A mí, en cuarto medio, me llegó en agosto, ya cuando era casi inútil.
Otros salieron rayados... como raspe.
Más manifestaciones. Dos marchas.
Congelamos la matrícula y se extendió el uso del pase en el verano (no me sirvió de mucho: me fui a Antofagasta). Nada de eso se cumplió. Los años siguientes se siguió con lo mismo.
2006
Por fin.
La paciencia es una virtud, pero no hay que abusar de ella.
Basta de ver a los secundarios como unas marionetas que van y vuelven de sus casa al colegio. Ellos, con sus tomas, paros, miradas inocentes y no trasvestidas por algún sentimiento politicoide, han dado cátedra en muchas cosas. Todos los estamentos sociales debieran aprender de unos muchachos de quince a 19 años.
Son los hijos de la propia Concertación. Son nietos de la dictadura.
Son el aquí y el ahora.
Son el futuro. El futuro incorruptible de todos.
El mío también
24 mayo, 2006
Idas y retornos
Es invierno. La noche aún se niega a marchar, pero las personas, los trabajadores, los oficinistas, aquellos que mueven las cosas importantes de este país, salen de sus casas. Yo también. Es otra época, otro clima, el viaje es igual.
Espero en la esquina. Una marcha silenciosa, de movimiento uniforme, va tras un asiento, un poco de comodidad mientras el trayecto se realiza. Curioso, veo la escarcha en un charquito de agua. Lo piso. Se revientan los delgados cristales. Camino con ellos en su procesión.
Pasa la micro. Muchasd personas subimos, pero no todas se sientan. Es extraño, un asiento, a las siete de la mañana, parece un tesoro en espera a que lo descubramos y lo utilicemos. A veces, si ando con suerte, logro hacerme de uno y continuar con el sueño interrumpido. En otras, mientras voy de pie, veo por encima de las cabezas el extraño paisaje que se forma en las mañanas de "la clase media". Siento frío... los tubos para asir y evitar una estrepitosa caída están helados. Las manos rojas. La nariz. En el inicio de la micro una señora alega, mientras un deseperado empleado da furiosas patadas para que el chofer, como si manejara un caballo mecánico, apure a la bestia
- Qué vay atrasado po', hueón!!!!!
Respuesta furibunda del micrero.
Suben más. Las pisaderas son asientos improvisados. A unos pocos asientos de distancia, una señora larag ese típico discurso que es dirigido al escolar, pero sin decirle de frente o mirarlo. La miro de reojo: es esa típica vieja maquillada hasta decir basta, con una vida desgraciada y frustrada, con un marido que no la ve, que ella misma no se ve como hace veinte años atrás. Afuera, el frío es mayor. No inclemente, pero es suficiente para que se apreten unos contra otros, haciendo del pobre bus una especie de horno humano, una estufa humana que nace en tiempos como estos.
Más gente. Se oyen los primeros reclamos al respecto. El chofer, indiferente, repite uno de los discursos más antiguos de la historia del transporte chileno
- Vayan corriéndose pa'tracito, atrás hay espacio.
- No cabe nadie hombre!!!! (hombre del traje).
- Que los escolares se sacen las moshilas, pa que pase la gente (respuesta del micrero).
- Fiuuuu fiuuuuuuuuuuuuuuuuu (grupo coral del silbido micreruno).
De a poco, la micro vomita personas. De todas clases, de todos colores y olores. El viaje se hace cada vez más rápido. Hay espacio para que la bestia corra... echémosle pa' adelante no más. Lárgate a correr, tan rápido como puedas. Me gusta la sensación de velocidad arriba de una micro. Es un viaje más espacial, más estereo. Las figuras permanecen en cámara suspendida. A lo mejor nosotros colgamos de un hilo y los demás se mueven Difícil saberlo.
Llego a mi destino. Dije que era otra época. Bajo de la payasada de viaje.
Piso a una hormiga. Su exoesqueleto se desintegra bajo la suela.
La rueda gira. Pienso en lo que deben haber sentido nuestros ancestros al descubrir semejante pelotudez.
Prendo un cigarrillo.
Camino.