Ver a través de los cristales
Nunca he sentido verdadero enojo. Ese que hace al hombre llegar a cometer atrocidades dificilmente imaginables. Tampoco he percibido el verdadero odio, el que hace otras cosas peores en las personas. Simplemente, llegó a sentarme en el banco y observo. Me agazapo y observo. Casi como una gragola petrificada en las alturas.
Recurrente es que se escriba: "veo a la gente como hormigas". Pues bien, en vista de las infintas veces que esto se ha dicho, no es necesario repetirlo. Baste saber con que, en medio del ajetreo citadino o el sopor provinciano, hay cosas que no cambia y esa es una: el conglomerado de mamíferos semi concientes que buscan pisar al otro a la menor oportunidad. Nuevamente, me hago el loco con Darwin y su selección natural... ¿será que, de una forma misteriosa y oculta, vio lo que sucedería con la humanidad?
La vida sigue senderos. Unos normales, otros increiblemente bizarros. Las memorias parecen fotos secas, arrugadas bajo el sol, mientras que las sensaciones son las que construyen toda una experiencia... o mejor dicho experiencias; hace poco, comentaba en un almuerzo que deseaba profundamente tener en mi memoria la sensación de recién haber aprendido a caminar. La dicha de sentir toda una nueva visión de mundo es algo que espero detectar antes que el tiempo vuele.
La brisa refresca. Soporta a los impenitentes y a los justos. Aguanta a violadores y a abogados. Es casi un saldo de equidad en un lugar que tiene de todo menos eso. Si quepa alguna duda, pregúntenle a los "señores políticos" (como hablaba un viejo indecente, mentirosos, asesino y ladrón), esa especie de extraños seres que pretenden solucionar todo enriqueciendose a costa de los demás. Una buena solución, si me preguntan. Lo mismo corre para los "señores empresarios", que a la primera mención de "impuestos especiales", lloran a mares porque "no se respetan las normas" o algo así. Suenan como los fonderos a finales de este patriotismo extraño de nosotros :"nos fue mal" dicen ellos todos los años.
Las calles son angostas. Parecn sumideros inacabados, hechos a la rápida por el constructor de turno. Los rostros largos y tediosos siguen en la misma línea. ¿Yo? bien, gracias. cumplí 24 y aún miro todo desde la comodidad de mi silloncito.
(dedicado a Viddeara)
2 Comments:
Un honor siento de tener un post dedicado a mi persona.
¿Compartes tu silloncito conmigo?
Besos!
que bien que su sillon sea comodo...
hay gente que no tiene uno...
me gusto esa reflexion.. del haber aprendido a caminar... me dio que pensar... y eso se agradece..
cuidate¡¡
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